agosto 7, 2015
Vidal peronizada
En busca de los votos bonaerenses, la candidata macrista ahora reivindica la doctrina del PJ. Sigue leyendo
María Eugenia Vidal castigó sin miramientos.
-Hay muchas deudas a saldar, con lo cual no siento que todos los dirigentes que gobernaron en estos años hayan sido auténticamente peronistas -arrancó su arenga.
La candidata macrista hablaba del distrito bonaerense, donde se librará la «madre de todas las batallas», ya que allí vota poco más del 37 por ciento del padrón nacional.
Lo curioso es que la frase de la dirigente del PRO llevaba un reconocimiento implícito al peronismo como portador de la justicia social.
No fue un fallido ya que poco después volvió sobre el tema. «El peronista de Eva y Perón quiere un cambio», dijo, erigiéndose como la verdadera hacedora de la doctrina justicialista.
Semanas atrás, Mauricio Macri pegó un volantazo que hirió de muerte a la «tercera vía» -aquella con la que el PRO se mostraba refractario a la UCR y el PJ- y reivindicó las banderas del peronismo.
Cristina Kirchner aprovechó entonces para pedirle que ordene a sus legisladores el respaldo a un «proyecto peronista», en alusión a la estatización de la administración de los trenes.
Federico Pinedo, el jefe de la bancada de diputados macristas que seguía el discurso presidencial en el Congreso, respondió levantando la mano con los dedos en «V». La ocurrencia fue celebrada por oficialistas y opositores.
La nueva vuelta de tuerca fue días atrás, cuando Macri directamente sepultó su discurso privatista para aplaudir el proceso estatizador del kirchnerismo.
En la provincia el giro ahora queda expuesto no sólo en el flamante discurso de Vidal sino también en el nombramiento de un radical -el ex diputado Daniel Salvador- como su compañero de fórmula. El peronismo y el radicalismo (al fin y al cabo, su socio electoral) dejaron de ser un problema.
Los antecedes de las derrotas en Santa Fe y Córdoba, sumado al ajustado triunfo en Capital, patria chica del PRO, sin duda obligaron al cambio de estrategia.
Vidal ahora asume el cambio de discurso con el propósito de derrotar al PJ bonaerense, la fuerza que gobierna el distrito hace 25 años. ¿Podrá convencer al electorado que su propuesta es más peronistas que la que esgrimen sus competidores?
Aníbal Fernández ya salió raudo a decir que no hay dirigente más peronista que él. En su caso fue en reacción a las chicanas por el pasado comunista de su compañero de fórmula, Martín Sabbatella.
Tanto el jefe de gabinete como su competidor interno, Julián Domínguez, fueron intendentes e integraron la cofradía de los llamados barones territoriales. O sea, tienen marcado a fuego su pejotismo.
Ni hablar de Fernando Espinoza, actual intendente de La Matanza, quien no cavila en esgrimir una ortodoxia partidaria rayana con el macartismo.
A ellos hay que sumar a Felipe Solá, aspirante del massismo, quien ostenta la cucarda de haber sido gobernador.
En definitiva, si uno escucha los discursos de campaña del oficialismo y de la principal fuerza opositora en la provincia de Buenos Aires, todos dicen ser peronista o se apuran en reivindicar sus banderas.
Sin imaginarlo, traen a la memoria aquel chiste atribuido a Perón, cuando un diario español le preguntó qué partidos componen el mapa electoral argentino.
«Mire. Hay 30 por ciento de radicales, los que ustedes entienden por liberales. Un 30 por ciento de conservadores y otro tanto de socialistas», detalló.
-¡¡¡¿Y dónde están los peronistas?!!! –inquirió el desconcertado periodista.
-¡Ah, no, peronistas somos todos! -tranquilizó el ex presidente.
- Texto: Diego Schurman (Infonews)
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