Alejandro Tullio se mostró partidario de reemplazar el sistema de votación actual por la boleta única electrónica pero aseguró que por razones «logísticas y materiales» es imposible que esto suceda en las elecciones presidenciales de octubre.

El director Nacional Electoral indicó que dos meses no es tiempo suficiente como para adquirir máquinas para desplegar en todo el país ni para capacitar tanto a las autoridades de mesa como a los votantes.

«El acuerdo (de las distintas fuerzas políticas) está muy bien cuando son cuestiones de concepto. Pero cuando son materialidades, como organizar 95.000 mesas en un territorio de 3.500 kilómetros, desde Ushuaia hasta Tarija, que es igual que de Madrid a Moscú, donde el mismo día hay temperaturas de 35 grados en un lugar y de menos 6 grados en otro, no es tan sencillo», señaló.

En ese sentido puso como ejemplo lo ocurrido en la Capital Federal, uno de los distritos -junto a Salta- que ya votó con la boleta única electrónica. «Ahora tenemos memoria floja pero en la Ciudad se intentó ponerlo en marcha en las PASO y no se pudo porque no se llegó a la capacitación, y eso que las PASO fueron en marzo y en diciembre se había votado la ley. No pudieron hacerlo en cuatro meses y ahora quieren hacer en 59 días lo que no pudieron hacer en cuatro meses», reflexionó.

«Está claro que el sistema está en crisis, no la boleta. Pero nos equivocamos si creemos que hacer una cosa moderna y apurada va a resultar algo más seguro. Hay que implementarlo de manera progresiva. El país no es lo mismo que la Capital Federal, donde toda la superficie está asfaltada, donde todas las escuelas tienen luz, donde todas las aulas tienen conectividad, donde la punta más larga entre un punto y otro de la Capital son 11 kilómetros», detalló.

Al ser consultado por la boleta única de papel, otra de los sistemas que la oposición promueve para reemplazar la boleta larga, Tullio recordó que se trata de un sistema tan arcaico como el actual. «Ahora la están proponiendo como elemento de sustitución del actual sistema pero tiene 40 años más de antigüedad.  Se comenzó a utilizar en Australia en 1860».

Al respecto, recordó que ese sistema también sufrió duras críticas durante su implementación en las últimas elecciones de Santa Fe. «Yo mismo, a pesar de no ser funcionario santafesino, ni tener responsabilidades en el tema, tuve que salir a defender la institucionalidad del proceso electoral santafesino porque lo acusaban de fraude igual que se acusa ahora en Tucumán, y eso que era boleta única de papel», señaló.

Sobre lo sucedido en Tucumán, reiteró que la quema de urnas «es un hecho gravísimo» pero no conforma técnicamente fraude.  «Son tipificaciones distintas. El fraude es una maniobra para engañar a la autoridad electoral y provocar una alteración del resultado. La quema de urna, si bien es un delito grave que se sanciona, no es engañoso, y se repara llamando a elecciones complementarias en las mesas donde se quemaron las urnas. Insisto, son cosas distintas. Una cosa es  estafar a un banco falsificando un cheque y otra cosa es robar un banco», ejemplificó.