julio 23, 2015
Señor comunista…¡¡¡Renuncie!!!
El macartismo de Fernando Espinoza, cuestionando la militancia juvenil de Sabbatella, remite a lo peor de la historia peronista Sigue leyendo
Su afán por posicionar a Julián DomÃnguez, a quien acompaña en la fórmula, lo lleva a la permanente provocación.
Ya le dijo a AnÃbal Fernández que se baje, que se pegue un baño de humildad, que no mide, que no tiene fiscales, que se deje de molestar y tantas otras cosas más.
Es parte del folklore. Nada nuevo para una interna del PJ bonaerense, que no se ha caracterizado en todos estos años precisamente por la diplomacia.
Pero en los últimos dÃas Fernando Espinoza -de él se trata- traspasó un lÃmite que remite a lo peor de la historia peronista.
«Acá no hay ninguno que sea de la Federación Comunista ¿no?», se preguntó con cierto aire ramplón en la apertura de un acto en Merlo.
La chicana, aplaudida por los concurrentes, apuntaba al pasado combativo de MartÃn Sabbatella, un viejo detractor de los «barones del conurbano» que se convirtió en competidor directo por la candidatura a vicegobernador haciendo dupla con AnÃbal Fernández.
Si Espinoza pudiera hacer una adaptación de uno de los desopilantes personajes de Diego Capusotto, increparÃa al titular de la AFSCA al grito de «Señor comunista… ¡¡¡Renuncie!!!»
En los ´70 la burocracia sindical acuñó aquel «ni yanquis ni marxistas, peronistas» como un grito de guerra contra el crecimiento de la izquierda en el movimiento obrero.
Lejos de la pretendida tercera posición, de mostrar equidistancia de comunistas y liberales, el sindicalismo ostentaba un discurso reaccionario y macartista contra el activismo fabril.
Los memoriosos recuerdan «el operativo contra la serpiente roja del Paraná». Fue la denominación de un acción represiva en tiempos de Isabel Perón que descabezó a los cuerpos de delegados y conducciones obreras del cordón industrial de Rosario.
Las detenciones se hicieron en base a listas confeccionadas por las patronales y la dirigencia nacional de la UOM, que conducÃa Lorenzo Miguel.
Nadie olvida el rol protagónico que adquirió la Triple A en el preámbulo de la dictadura. Esa Asociación Argentina Anticomunista ideada por el influyente ministro José López Rega practicaba atentados y asesinatos selectivos para frenar la influencia de la izquierda en el peronismo
Como una rémora de ese pasado, en 2009 el metalúrgico Juan Belén se refirió a la «zurda loca» para criticar la militancia combativa de la CTA, lo que le valió un fuerte repudio social.
Durante el conflicto del campo, la Sociedad Rural también exudó ese discurso vetusto cuando equiparó las banderas del kirchnerismo con las de  «un sucio trapo rojo».
Espinoza retomó es lÃnea al referirse de manera despectiva a la militancia juvenil de Sabbatella. Lo hizo flanqueado por Raúl Othacehé, el perenne intendente de Merlo que ya se habÃa quejado de los «comunistas» que cobija el gobierno.
La idea de la pureza peronista sobrevoló durante un acto cargado de elogios a Néstor y Cristina Kirchner, justamente quienes sumaron al proyecto nacional y popular a las distintas vertientes de izquierda y centroizquierda bajo el paraguas de la transversalidad.
Fue toda una paradoja pero no la única. Espinoza también dio allà su apoyo irrestricto a Daniel Scioli sin percatar que el candidato presidencial lleva como compañero de fórmula a un ex militante maoÃsta. ¿Si Sabbatella le resulta revulsivo qué opinará de Carlos Zannini y su pasado marxista-leninista?
Nadie sabe si el intendente de La Matanza trocará su inflexible discurso por otro más integrador conocidas, ahora, las generosas palabras que se prodigaron Scioli y Raúl Castro en Cuba.
Acaso relativice aquella foto regional y mantenga en alto su férreo anticomunismo. Ahora bien ¿qué dirá cuando el 9 de agosto vaya a votar y vea que en la tira de boletas del Frente para la Victoria, entre los candidatos a legisladores del Parlasur, figura Patricio Echegaray, actual secretario general del Partido Comunista de Argentina?
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- Texto: Diego Schurman (CN23)
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