enero 10, 2017
Periodismo para después del 20-E
El 20 de enero de 2017 asume la presidencia de EE.UU., el «hombre más poderoso del mundo», Donald Trump. Sigue leyendo
El presidente electo de los EEUU, Donald Trump.
Una larga conversación entre el director de The New York Times y su defensora del lector giraba este fin de semana en torno a uno de los grandes asuntos, una de las grandes incógnitas, del periodismo estadounidense y, por extensión, del periodismo en los demás países a partir de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos -es decir, hasta prueba de lo contrario, de hombre más poderoso del mundo- el próximo 20 de enero.
Quienes hayan trabajado en este oficio a lo largo del último medio siglo, y ya quedamos pocos, sólo recordarán una situación en cierta medida semejante a la actual: la toma de posesión de Richard M. Nixon en enero de 1973, en aquel caso la de su segundo mandato. El presidente regresaba a la Casa Blanca en un clima bastante enrarecido porque ya se podía entrever que «un robo de tercera clase» acaecido el verano anterior en un edificio de Washington podría acabar dañando su presidencia… y tanto que lo hizo: acosado por su cada vez más patente responsabilidad por una operación de sabotaje contra sus adversarios políticos, Nixon dimitiría 19 meses más tarde.
Por ahora, no vayamos demasiado lejos con esos paralelismos, que está por ver alguna actuación delictiva en la que pudiese haber incurrido el nuevo presidente. Pero todo el historial, de agresividad y menosprecio hacia medio mundo, que esta persona ha acumulado en cuatro decenios de notoriedad pública y no digamos desde su salto a la política, hace suponer que su relación con los medios informativos va a ser al menos tan conflictiva como lo fue, al final de su mandato, la de Nixon.
Una de las cosas que han cambiado es la crisis de la prensa escrita, que tanto ha contribuido al avance del populismo en las amplias zonas de Estados Unidos en las que no existen ya medios de comunicación potentes, capaces de ofrecer información solvente, crítica y seguida por su entorno: no se trata ya sólo de estados rurales y poco poblados, sino de ciudades como Chicago, Los Ángeles o Filadelfia, cuyos diarios son una sombra de lo que fueron. Sólo se ve competencia, pluralismo y vigor informativo en Nueva York y Washington. El desafío para los medios -ya incluidos los electrónicos- va a ser ahora lograr ser aceptados como locales en Memphis y en Tulsa, quizá reforzando sus ediciones locales, y así reconstruir -por la derecha o por la izquierda- algunos valores nacionales compartidos, que ahora mismo se echan en falta. Un país de «ellos» contra «nosotros» puede convenirle tácticamente a un Trump, pero no al propio país. Para empezar, la información muy crítica que sin duda va a continuar sobre este excéntrico personaje tendrá que demostrar su veracidad y su rigor para que el periodismo recupere sus galones.
- Texto: VICTOR DE LA SERNA (EL MUNDO)
- Foto: REUTERS