septiembre 10, 2018

“Macri tiene que terminar su mandato”

El líder parlamentario del peronismo no kirchnerista atribuye la crisis actual a errores de diagnóstico y mala praxis del macrismo Sigue leyendo

Miguel Ángel Pichetto (Buenos Aires, 1950) es el jefe del bloque del peronismo no kirchnerista en el Senado, donde ocupa una banda desde 2001. Figura clave de la política argentina, durante los primeros 1.000 días de Mauricio Macri, acompañó la aprobación de leyes importantes para los intereses del Gobierno. En esta entrevista con EL PAÍS dice que no le sorprende la crisis actual, porque el presidente subestimó la gravedad de la herencia y apostó por la apertura económica cuando los países avanzan hacia el proteccionismo

Pregunta. ¿Qué balance hace de los primeros 1.000 días de gestión de Macri?

Respuesta. Los últimos acontecimientos de este año han sido muy complicados y tienen que ver con ejercicios de mala praxis desde el propio origen. Ha habido una subestimación del proceso económico-social heredado y la decisión de no abordar los problemas estructurales del país de una manera contundente durante los primeros seis meses. Optaron por una política de buenos anuncios y de gradualismo, que a la larga resultó negativa, e implementaron una acumulación de deuda en bonos argentinos por parte de grupos de inversión muy volátiles. Esto ya lo vivimos en el 2000-2001 y volvemos a cometer los mismos errores que antes.

P. El peronismo no kirchnerista acompañó a Macri en estos años. ¿Dónde está el límite?

«Ha habido una subestimación del proceso económico-social heredado».

R. El límite está dado por el marco constitucional. El Gobierno tiene que terminar su mandato, en Argentina habrá elecciones en 2019 y el Congreso acordará sobre determinadas leyes.

P. ¿Por qué se acusa otra vez al peronismo de golpista?

R. Porque hay una prédica por parte de un sector del Gobierno que intenta trasladar al peronismo la responsabilidad de todos los males que ocurren en Argentina. Hay cuestiones del pasado de las que nos tenemos que hacer cargo, pero en esta etapa querer responsabilizar de los procesos económicos al partido justicialista es totalmente injusto y configura una intencionalidad electoral. El peronismo que yo represento ha tenido una actitud constructiva, de aporte a la gobernabilidad, hemos hecho esfuerzos para acompañar las principales medidas económicas que el Gobierno ha puesto a debate en el Congreso. En el Congreso no ha habido nunca un obstáculo a las medidas económicas.

P. ¿Cómo se explica que nunca un presidente no peronista terminó su mandato en Argentina?

“El Gobierno intenta trasladar al peronismo la responsabilidad de todos los males».

R. El peronismo tiene otra estructura en la toma de decisiones, es un Gobierno más monolítico. Una vez que define el rumbo, toma la decisión y avanza cohesionado. En general, a los otros partidos les ha costado más la cohesión política. Pero tampoco subestimo al Gobierno y creo que tiene posibilidades de reconducir lo económico y terminar. Tampoco lo descarto del proceso electoral. El proceso electoral está abierto, nadie tiene comprado el boleto ganador.

P. ¿El año electoral puede complicar aún más la recuperación?

R. No lo creo. El que juegue al bombero incendiario va a pagar el precio. Creo que la gente castiga a los irresponsables. Los que tiran piedras o creen que el Gobierno se tiene que ir antes o que juegan al caos me parece que son muy peligrosos para la Argentina. Argentina ha vivido algunas experiencias previas muy lamentables, como el 2001, donde todos pierden, especialmente los más pobres.

P. ¿A qué le temen los inversores en Argentina?

R. La corrida se debe fundamentalmente a que son inversores especuladores que llegaron dentro de un sistema abierto que permite inversiones de corto plazo y cuando ven que hay cierta fragilidad salen del peso, vuelven al dólar y se llevan la plata. Son actitudes defensivas de estos grupos que han venido a buscar tasas que no se pagan en ningún lugar del mundo. Recientemente, el Banco Central subió la tasa de interés hasta 60%, un récord mundial.

P. ¿Por qué esa tasa no puede frenar del todo la escalada?

“La idea de déficit cero es el objeto de deseo de todos los argentinos”.

R. Porque el tema sigue siendo la desconfianza y el fortalecimiento de la confianza pasa por la política. Pasa por la conducción, por afianzar al Presidente, por abrir niveles de diálogo hacia el interior de la coalición y hacia la oposición también. Desde el peronismo hemos elevado la voz diciendo que Argentina necesitaba y requería de grandes acuerdos nacionales, políticas de Estado.

P. ¿Qué debe hacer el Gobierno ante la crisis?

R. Hasta ahora el Gobierno ha definido una línea de déficit cero para 2019, que es un objeto de deseo de todos los argentinos. Nadie quiere que Argentina siga con un déficit fiscal altísimo y un proceso de inflación de 40% o que haya una devaluación de casi el 100%. Votamos un presupuesto para 2018 con el dólar a 18,50 pesos y ahora está casi a 40 pesos. Ahora bien, el ajuste del orden fiscal no puede ser la única bandera a enarbolar de un plan económico. Hace falta un plan más integral que tenga una mirada hacia el desarrollo, con objetivos.

P. ¿Es optimista sobre el futuro?

R. Argentina tiene posibilidades de salir de la crisis y el Gobierno todavía está a tiempo de corregir el rumbo. Lo que no tiene que hacer es seguir deslegitimando a los sistemas de mediación en Argentina, cuestionando a los sindicatos, al Congreso, porque eso es muy peligroso en Argentina, donde todo está cuestionado y deslegitimado.

«El peronismo que yo represento ha tenido una actitud constructiva».

P. ¿Qué impacto han tenido en el peronismo los llamados cuadernos de la corrupción?

R. No es una cuestión que impacte en el peronismo, sino que el sistema siempre funciona desde la deslegitimación de la política institucional. Algo parecido a lo que le pasó al PP en España con el caso Bárcenas. Involucra al peronismo que gobernó, efectivamente, pero deslegitima también al sector empresario que ha trabajado en las obras. Hay un riesgo mayor, que es la pérdida de las empresas nacionales en materia de construcción. Creo que hay que separar a los directores de las empresas y hay que defender a las empresas para que continúen.

P. ¿El peronismo llegará a las elecciones con un candidato único?

R. Vamos a intentarlo. Tenemos el desafío de construir candidaturas que sean de alternativa en la sociedad, una propuesta que comprenda el mundo en el que vivimos, que no es el mundo de Obama, abierto, que pensó Macri en el 2014, sino que es un mundo más complejo. Es el mundo de Trump, de una Europa más cerrada, del Brexit, donde los países defienden sus empresas nacionales, cuidan el trabajo, hay un conjunto de temas que hoy conforman el debate mundial que tiene que ver con la inmigración, con el ingreso de pobres.

«Este no es el mundo abierto de Obama que pensó Macri».

P. ¿La crisis sumará votos al peronismo?

R. Nada es previsible. Creo que una crisis profunda en Argentina lo que produce es una fuerte deslegitimación de las estructuras políticas tradicionales, aunque indudablemente impacta también en el partido del Gobierno. Pueden aparecer fenómenos outsider, por afuera de la política, o puede haber procesos de renovación en el peronismo como partido histórico que hagan que vuelva al poder. Pero hoy hay un escenario abierto. De mínima hay un escenario de 3/3.

P. ¿Dónde ubica a Cristina Fernández de Kirchner en este escenario?

R. En uno de los tercios a la baja, en un espacio más de centro izquierda o de izquierda más dura. La veo en ese lugar y lo veo al peronismo construyendo una opción moderada, de capitalismo moderno.

  • Texto: MAR CENTENERA Y FEDERICO RIVAS MOLINA (EL PAÍS)
  • Foto: GUSTAVO BOSCO
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