julio 4, 2017
Google nunca hubiese nacido en la UE
La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, durante una rueda de prensa en la Comisión Europea, hablando de ‘Google Shopping’
Google no paga los impuestos que deberÃa. Google abusa de su posición de dominio. Google aprovecha su buscador para privilegiar sus servicios. Y asà podrÃamos seguir todo el dÃa. Recordando, una tras otra, todas las acusaciones que en los últimos años hemos escuchado lanzadas desde distintas administraciones, nacionales y comunitarias.
Es posible que sean ciertas las denuncias; que sea injusto el comportamiento de la compañÃa; o que sea merecedora de sanciones como la de 2.420 millones que acaba de recibir por incentivar su servicio Google Shopping frente al resto de comparadores de precios. Pero también es cierta otra afirmación: que Google nunca habrÃa nacido en la UE.
Y si las primeras aseveraciones le preocupan a nuestra administración comunitaria, más le deberÃa preocupar esta última. Porque si malo es para un Estado no conseguir recaudar de una empresa la montaña de impuestos que hoy en dÃa exigen la mayorÃa de paÃses europeos, peor es para los que financian ese Estado saber que, por culpa de un espÃritu netamente controlador y recaudador, compañÃas punteras como Google no podrán nacer en nuestro espacio económico.
La última sanción de la UE, para empezar, no es intachable. Bruselas ha analizado el papel de Google en el ámbito de un mercado: el de los comparadores de precios, donde no es cierto que resida la clave de la competencia de su actividad. Google no compite con comparadores como Idealo o Keelko. No es verdad: el objetivo real de Google era utilizar su buscador para competir directamente con los grandes de la venta por internet, especialmente Amazon o eBay. Y en este mercado habrÃa sido perfectamente defendible la necesidad de que un tercer operador fuerte hubiese entrado con capacidad de plantar cara y, por lo tanto, de forzar rebajas de precios de las que se hubiesen beneficiado todos los consumidores. Y, lo cierto, es que sin apoyarse en su buscador más conocido, hubiese sido imposible que Google empezase a colarse en un área donde la competencia brilla por su ausencia.
Pero más allá de la crÃtica a la sanción, existe una segunda reflexión que Bruselas deberÃa hacerse alguna vez: ¿Piensa perseguir eternamente a las nuevas tecnológicas ubicadas en el extranjero? o, por el contrario, ¿piensa darse cuenta de que, a lo mejor, serÃa más útil no perseguirlas porque, gracias a un entorno formativo, fiscal, flexible y seguro fuesen ellas mismas las que optasen por venir a Europa?
Porque sólo casos aislados en la UE, como Irlanda, han osado generar entornos favorables a la captación de tecnológicas y también se ha revuelto contra ellas la burocracia comunitaria.
Ese es nuestro problema: pensar más en recaudar que en crear.
- Texto: EL MUNDO
- Foto: AFP