febrero 21, 2016

EVO: «No hay una química en lo ideológico con Macri pero voy a tratar de llevarme bien con él»

El presidente de Bolivia y la relación con Argentina en vísperas del referéndum constitucional donde se decidirá si puede volver al presentarse en 2019 Sigue leyendo

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Como hace cada víspera de una votación desde 2005, la primera presidencial que ganó, Evo Morales Ayma (Orinoca, 1959) almuerza trucha en el restaurante El Conquistador, de San Jacinto, en el Chapare. Cerca de ahí votará este domingo a favor de la modificación de la Constitución que le permita volver a presentarse a en 2019. El mandatario invita a EL PAÍS y al Financial Times a recorrer con él el camino que va desde Cochabamba hasta San Jacinto. Es el propio Morales quien conduce.

Prudente al volante, se molesta porque la seguridad que le precede se salta los semáforos: “¡Con calma, no estamos apurados!”, se enerva. Solo en los dos peajes del trayecto Morales da un máster de por qué es un animal político y un genio del populismo. A una mujer le compra dos bolsas de habas pero no le acepta la vuelta del cambio: “La próxima vez me lo das”, le dice. Unos jóvenes que venden periódicos alucinan al ver al presidente conduciendo, pero aún más cuando este les suelta: “Prohibido equivocarse, eh”.

En las dos horas de trayecto se repiten canciones compuestas para sus campañas electorales. “Evo, Evo, presidente” o “Bolivia es mi vida, el pueblo es mi familia”, suenan incesantemente mientras Morales acompaña el ritmo con palmas y algún “el que no cante es pro yanqui”. Bromea constantemente, se le ve distendido, lejos de la imagen contrariada que se percibía en los últimos días de campaña. En el momento de la entrevista transmite la misma sensación. Se muestra demasiado tranquilo, ajeno a la igualdad que indican las encuestas ante la trascendental votación de este domingo. Un escenario desconocido para éldesde que llegó al poder hace 10 años.

Pregunta. ¿Por qué está convencido de que tiene que seguir siendo presidente?

Respuesta. Eso se lo deberían preguntar a los distintos movimientos sociales. No es que haya abusado para tratar de que modifiquen la constitución. Parece que ustedes no lo entienden. Convoqué un Gabinete social hace unos ocho meses y los argumentos que me dieron es que este proceso no puede parar, los neoliberales no pueden volver. Me dijeron: “Hay que ampliar el aparato productivo, desarrollar la agenda patriótica 2020-2025, solo usted lo puede garantizar”. La propuesta original era modificar la Constitución para una reelección indefinida. Yo lo hablé con Álvaro [García Linera, el vicepresidente] y solo aceptamos que fuese hasta 2025.

P. ¿Usted cree que es el único capaz de seguir este proyecto?

R. Alguna vez he escuchado: “Si el Evo se va, esto se va al tacho [fracasa]. Es el único que puede unir a los movimientos sociales”. Tenemos líderes jóvenes, tienen discurso, pero poca experiencia aún. También tenemos líderes del movimiento indígena, como David Choquehuanca [el canciller]… Lo que hay que buscar es quién puede ser factor de unidad. Ese es el tema.

P. Buena parte de la campaña se ha enfocado en un discurso antiimperialista. ¿No cree que los más jóvenes, que no vivieron la época dura con Estados Unidos, están pensando más en el futuro que en ese discurso?

R. No sé. Hubo una encuesta reservada de la Embajada de Estados Unidos, que no se publicó, en la que el sí ganaba por un 10%. Los que más me apoyaban eran chicos de 18 a 25 años. Yo siento que el pueblo es antiimperialista.

P. Da la impresión de que la polarización, que parecía olvidada, ha vuelto.

R. Para este referéndum la derecha solo ha empleado el insulto. No hay debate ideológico, no hay debate programático. Querían que fracasemos económicamente. Yo les dije a los banqueros: “Pueden crear conflictos sociales, pueden generar movilizaciones, conflictos políticos, pero los pobres no perdemos nada, ustedes pierden”. Y luego, gente de la derecha, me ha dicho: “Si te va bien a vos, nos va bien a todos” Hemos ganado esta batalla.

P. Hace unas semanas se supo que había tenido un hijo con la gerente de una empresa china, la principal proveedora del Estado. ¿Qué le parecen las acusaciones de tráfico de influencias?

R. Sabíamos que la derecha haría algo. Y han hecho lo más vergonzoso, usar a una mujer, a un niño. Desde 2007 no la he vuelto a ver. Es verdad que hay fotos posteriores, pero fue algo puntual, yo llegué a dudar si era ella o no, había cambiado de color de pelo, de apariencia… Yo soy sincero, admito que le he podido caer mal a las mujeres. De todas formas, he pedido que se investigue sus fortunas. Luego está cómo se ha usado el tema en las redes sociales, que es como si todo se fuese por la alcantarilla…

P. Siempre ha logrado victorias contundentes, pero ahora están en riesgo bastiones como El Alto o Potosí. ¿Por qué?

R. Una cosa son las elecciones subnacionales y otra las nacionales. En las subnacionales a veces los compañeros eligen mal a los candidatos a alcaldes. En las áreas rurales se han dividido mis compañeros. A una compañera nueva, joven, la han marginado por machismo y les ha ganado, de lejos. Pero tal vez el apoyo no sea como antes.

P. ¿Cuáles son los motivos de esa pérdida de apoyo?

R. El machismo, la corrupción y la división interna en el MAS. Todos quieren ser alcaldes, concejales. Tenemos ejemplos de alcaldes que si no están en la cárcel están procesados. Estos temas de corrupción nos han afectado.

P. Si gana el referéndum y después vence en 2019, va a quedar como el último bastión de la izquierda latinoamericana, ¿Cómo ve los cambios que se están produciendo en la región?

R. Tal vez los haya a nivel de gobiernos, pero todos los movimientos sociales de América Latina son antiimperialistas por principios. Mientras siga el imperio y el capitalismo, la lucha sigue.

P. ¿Qué le parece la visita de Obama a Cuba?

R. América Latina tiene todavía algunos temas pendientes: el bloqueo económico, las FARC, Malvinas y la salida al mar de Bolivia. La región tiene un patrimonio, que es la paz. Hay que cuidar este patrimonio pero si no hay justicia social, si no hay soberanía, se nos va en cualquier momento.

P. Pero, ¿qué le parece esa visita?

R. Todavía no creo que Estados Unidos vaya a levantar el bloqueo económico. Dependerá de las elecciones, aunque entre demócratas y republicanos no hay mucha diferencia. Saludo los pasos importantes. Yo siempre pensé que un negro y un indio trabajarían bien. Algún día llegará.

P. ¿Cómo es su relación con Macri?

R. Hasta ahora buena. Yo le busqué un día para comprar tecnología para temas de salud, no lo encontré, pero me devolvió la llamada. No hay una química en lo ideológico, ni la va a haber, por supuesto, pero es un presidente electo democráticamente y voy a tratar de llevarme bien con él. Hay que renegociar el contrato del gas, vamos a avanzar en temas de energía…. Nos necesitamos.

P. ¿Cómo ve la situación en Venezuela?

R. Lo que veo es que con semejante problema económico sigue habiendo un voto duro del chavismo. En cualquier otro país hubiese volado. Eso lo respeto mucho. Pero cuando no garantizas el alimento, a la mayoría no le importa el asunto ideológico. Yo le dije muchas veces a Chávez: “Cambia la economía, no puedes seguir subvencionando tanto”. Lula le decía que invirtiese más. Para mantener la ideología hay que garantizar el alimento. Que no falte el agua, la luz, la base.

P. Ese ha sido su gran logro. Sin embargo, el año pasado han recibido un 30% menos de ingresos por exportaciones de gas, hay rumores de devaluación… ¿Se está empezando a preocupar por la economía?

R. Sí. Vamos a tener el próximo viernes un Gabinete ampliado y reuniones con el sector privado. Estoy tratando de invitar a la Cepal, al BID y a otros organismos para escuchar sugerencias. Creo que la solución pasa por ampliar el mercado nacional y el regional. Europa y China quieren hacer consorcios. Bolivia dicen que va a ser el centro energético de América Latina. Lo que sí hay que hacer es planificar y acelerar todo.

P. Bolivia tiene ya más clase media que pobre. ¿No cree que puede ser víctima de su propio éxito en el sentido de que le van a exigir otro tipo de demandas?

R. Ya hay algo de eso. Antes no había celulares y ahora todo el mundo quiere uno. Va a pasar eso y hay que acomodarse, es el debate que tenemos con los movimientos sociales. Hay que ver sus nuevas necesidades, sus nuevas demandas. Aunque algunas son inatendibles e indeseables, tienen mucha ambición. Nuestra obligación es cuidar la economía nacional.

P. Si pese a todos sus logros, pierde este referéndum. ¿Se sentiría muy decepcionado?

R. No, porque yo estoy preparado. Con semejante récord, me voy feliz y contento a mi chaco. Jamás voy a claudicar en mis principios. Me quedaré apoyando desde abajo. Me encantaría ser dirigente deportivo, me encanta el deporte.

P. ¿De la FIFA?

R. Jajaja. No, aunque se trabaja poco y se gana más. Estoy feliz con el apoyo que he recibido. Pero vamos a ganar, sépanlo.

  • Texto: Javier Lafuente (El País)
  • Foto:
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