abril 25, 2019
«El alivio que promete Macri solo va a venir con el cambio de gobierno»
Daniel Scioli, el diputado aseguró que producto del ajuste se impuso una reforma laboral de hecho. Sigue leyendo
Ya lanzado como precandidato presidencial —y reivindicando su «autonomía» de Cristina Kirchner—, el diputado aseguró que producto del ajuste se impuso una reforma laboral de hecho. «Los trabajadores perdieron salarios, las Pymes agonizan y lejos de una reparación histórica, los jubilados hoy viven un retroceso histórico». Qué dijo de Vidal, Carrió, Massa, Lavagna, Moreno y Stornelli.
«Algunas veces se gana y otras se aprende», es la leyenda de un cuadro que Daniel Scioli colocó en su oficina de la calle Riobamba. Acaso esa sea la mejor síntesis de este político que, aunque la haya vivido, no concibe la derrota. Por eso lo va a intentar de nuevo, aunque ahora el obstáculo a sortear, además de Mauricio Macri, sea la mismísima Cristina Kirchner. «Para los que decían que yo no tenía autonomía me van a ver competir primero con ella en las PASO y después —si triunfo— con mi verdadero rival y enemigo: el presidente y sus políticas de ajuste», arengó.
—Para atenuar el impacto de esas políticas, el gobierno anunció esta semana una suerte de «plan alivio».
—El verdadero alivio que promete Macri solo va a venir con el cambio del actual gobierno, y sus políticas de ajuste, por otro gobierno que aplique una política de crecimiento y desarrollo.
—¿No sirve para nada el paquete de medidas que anunciaron?
—No quiero ser tan despectivo ni pájaro de mal agüero. Evidentemente esto responde a las necesidades políticas de descomprimir la tensión con el radicalismo y a la cuenta regresiva electoral. Las variables económicas se le están yendo de las manos a Macri. Hay una pérdida de confianza interna y externa muy clara. Basta con mirar el riesgo país.
—Macri dice que el riesgo país es alto por el temor a un regreso del pasado.
—Cuando estaba Cristina no había este riesgo país. En una sola oportunidad, con el fallo de Nueva York por los fondos buitres, tocó los 800 puntos. Después siempre fue más bajo. Lo que es inviable, y no lo quieren admitir, es este programa económico. El propio gobierno es el que le dio esta dinámica inflacionaria.
—Peña admitió que bajar la inflación va a demorar un poco más de lo pensado.
—Ya pasaron tres años y medio desde que asumieron. Lo que pasa es que si vos devaluás el 400 por ciento, subís la tarifa el 3000 por ciento, subís los peajes, el agua, la luz, el gas, los combustibles, y encima tenés una tasa de interés del 70 por ciento, es obvio que todo eso te va a generar un aumento de la inflación.
—¿Y usted qué propone?
—Propongo una política de desarrollo y no estas políticas de ajuste. Lo que ellos titularon como reparación histórica es un retroceso histórico. Cuando usás al salario y las jubilaciones como variable de ajuste te vas quedando sin mercado interno y sin consumo. Si encima abrís una economía, cuando los países tienden a ser más proteccionistas de sus sectores productivos, te va generando un impacto en la economía real. Cualquier indicador que vos tomás, sea construcción, industria o comercio, muestra ese impacto. Hoy las Pymes agonizan.
—¿Va por la revancha contra Macri?
—Al pueblo argentino se le abre una nueva oportunidad de tomarse su propia revancha y encarar lo que yo llamo «el otro camino». Quiero ser presidente pero no lo planteo en términos personales. Y estoy confiado de tener otra oportunidad de pacificar el país, bajar los niveles de irritabilidad social, lograr la unidad nacional, desarmar una grieta que está dada por las desigualdades. Y fijar otras prioridades en materia económica.
—¿A qué se refiere?
—A no complacer al FMI todo el tiempo sino pensar primero en Argentina.
—¿Si fuera presidente que haría con el FMI?
—No sólo reprogramaría los vencimientos sino que haría un cambio de programa económico con la misma agenda de desarrollo que sostuve en el debate presidencial, donde decían que hacía una campaña del miedo y al final todo eso que advertí se cumplió: el ajuste como paraguas, el aumento de tarifas, la quita de subsidios, la vuelta al Fondo. Y ojo, si bien es bajo el interés del préstamo del FMI es muy cara la receta que te impone.
—La receta incluye una reforma laboral.
—El gobierno ya la hizo.
—¿La hizo de hecho?
—Claro, una dura reforma laboral. Cuando te bajan el salario a más del 50 por ciento en dólares, despiden 400 mil personas, y mantienen las tarifas dolarizadas, producen una reforma laboral de hecho. Estamos en el paraíso de la especulación financiera. Argentina tiene que tener dólares genuinos vía inversión y promoción de exportaciones. Macri dijo que iba a bajar impuestos y cada vez más trabajadores pagan el impuesto a las ganancias. Ya la gente se dio cuenta que esto no va más.
—¿Para usted Macri ya no tiene nada para hacer y tiene fecha de vencimiento?
—No me gusta subestimar a nadie. En Cambiemos han sido muy profesionales en las campañas electorales. Pero tienen una fragilidad que es su modelo económico, un modelo que hasta hace poco tiempo la gente lo bancaba. Pero ya todos perdieron la expectativa, incluso los empresarios. Visité empresas de más de 50 años en las que me dicen que nunca vieron una cosa igual. A los empresarios hay que crearles condiciones, porque de lo contrario es como dijo Pugliese: les hablás con el corazón y te responden con el bolsillo.
—En la Casa Rosada dicen que el empresariado le dio la espalda.
—Si le ponés una tasa del 70 por ciento, le llegan las boletas de luz y gas con los valores que le llegan, le dejás abierta la importación ¿qué culpa pueden tener los empresarios? La responsable es la mala política económica. Y a la economía la conduce la política. Del 2003 al 2007 había conducción política. El presidente Kirchner dijo: «vamos a desendeudarnos, cancelemos la deuda con el Fondo, recuperemos el mercado interno, los salarios, y vamos a poner la educación en el centro de las política». Y eso es lo que se hizo. Y el país empezó a recuperarse. ¿Quedaron cosas pendientes? Sí. Pero había una manera distintas de enfrentar las cosas. Ahora se le desorganizó la vida a la gente. Entre dejar las tarifas congeladas y aumentarlas un 3000 por ciento había un camino intermedio.
—Recuerdo que usted en el 2003 era de los que decía que había que aumentar las tarifas. Incluso eso generó un fuerte cortocircuito con Kirchner. ¿Ahora cambió de idea?
—No, no. Conducía él y punto. Yo en esa oportunidad di una opinión. Pero hablaba de aumentarlas gradualmente.
—Macri también dijo que aumentó gradualmente.
—3000 por ciento no es gradualmente.
—Macri incluso dijo que dejará el gradualismo y que ahora irá más rápido.
—Noooooooo. La gente lo va a evitar en las urnas. Y nosotros vamos a representar a la gente. Hay mucho descontento.
—Por ese descontento, referentes del sector financiero y empresario quieren que la candidata a presidente de Cambiemos sea Vidal.
—Macri y Vidal son lo mismo. Son un equipo. Lo dicen ellos. No lo digo despectivamente. Digo que son parte de un mismo proyecto político, que dice que este es el único camino y que, coyunturalmente, aplica programas que defenestraba, como Precios Cuidados, Ahora 12 y Procrear. Pero lo hace cuando la gente ya perdió el laburo y bajó las persianas.
—Hablando de Vidal, la gobernadora dice que usted dejó la provincia hecha un desastre.
—¡Que mire cómo endeudó la provincia!. Ella aplicó la misma política de ajuste de Macri.
—Es más, el discurso oficial es que la provincia está así porque durante años gobernó el peronismo.
—(Se ríe) También dicen que Argentina iba camino a Venezuela. No tiene nada que ver la matriz productiva de uno y otro país. Además ¿me ves a mí una persona autoritaria o que falte el respeto? Yo fui el gobernador reelecto con más votos de la historia: 56 por ciento. En la provincia gané las tres elecciones. Cuando fui candidato a presidente, en el 2015, también gané en la provincia.
—¿Y por qué en esa elección perdió a nivel nacional?
—Evidentemente la palabra «cambio» fue muy convocante. Y después de 12 años de gobierno podía haber cansancio y la voluntad comprensible de probar otra cosa. Bueno, ahora probó y la Argentina retrocedió. La gente, a través de su voto reconoció mi trabajo. Cuando era gobernador, con Cristina presidenta, yo le cuidaba a la gente que su salario nunca quede debajo de la inflación.
—Pero ahora va a competir con Cristina Kirchner en una interna.
—Si Cristina es candidata vamos a competir. Para aquellos que tenían dudas de mi autonomía respecto de Cristina, vamos a competir. Y competiremos en el marco de la interna que definió el Partido Justicialista. Pero no estoy peleado con Cristina. Que quede claro: mi adversario es Macri y mi enemigo, las políticas de ajuste.
—¿Cuáles son las diferencias entre usted y Cristina?
—Tenemos diferencias de estilo y personalidad. Yo siento que puedo generar esa confianza profunda, externa e interna, para desarrollar todo un sector privado que hay que poner de pie. Creo que tengo las condiciones para generar un gran acuerdo económico, social y político porque converso con todos, con todos.
—¿Esa reivindicación de su autonomía es porque siente que el kirchnerismo lo abandonó?
—¿Cuándo? ¿Antes? ¿Ahora? Yo no soy quejoso. Soy del mundo del deporte y aprendí de las adversidades. Mi compromiso es con los 12 millones de argentinos que me acompañaron. Ese 49 por ciento del país que me acompañó en el 2015 qué razón tendría para no volverme a acompañar. Y a ese 49 por ciento se podrían sumar los desencantados de Cambiemos.
—¿No cree que si Cristina va a la interna seguramente muchos de esos votos que tuvo usted como candidato presidencial irán para ella?
—Yo soy peronista y el peronismo ha decidido hacer un frente electoral del que participo. Voy a participar de las PASO y voy a potenciar el espacio. Vamos a hacer lo que no hicimos en el 2015 ni en el 2017. Eso es lo importante.
—Cristina, en su libro, titulado Sinceramente, cuenta que en el 2015 usted quería que ella fuera candidata a diputada. ¿Si hubiera aceptado cree que eso lo habría apuntalado para ganar la presidencia ?
—Es cierto lo que dice en el libro respecto a que ella dudó si tenía que haber estado o no. Yo se lo planteé porque cuando uno viene con la impronta institucional el Congreso siempre es un lugar desde donde puede colaborar. Y si bien finalmente decidió no ser candidata a diputada, la responsabilidad de lo que pasó en esa elección fue mía. Yo no voy a cargarle a ella la responsabilidad del resultado.
—¿Por qué, si se reivindica autónomo, compite en el espacio de Cristina y no en el de Massa?
—Porque yo soy peronista.
—Massa también.
—El peronismo abrió la posibilidad de que se avenga a esta interna nacional y él priorizó otro espacio.
—¿De Lavagna dice lo mismo?
—La discusión es con este gobierno, que generó una batalla campal, en todos los niveles, hasta en tuiter. Yo soy peronista y compito en las PASO. El que gana conduce y el que pierde acompaña.
— ¿Si el peronismo va separado le gana a Macri?
—En el PJ hay una diversidad. El PJ tiene un espíritu frentista y de apertura. Los que quieran venir tienen las puertas abiertas. Hay unas PASO para el que quiera participar. Y, bueno, si no están todos después está la instancia del balotaje, donde tienen la posibilidad de volver a decidir.
—¿Axel Kicillof o un intendente como candidato a gobernador bonaerense?
—Lo que salga por consenso de ellos yo voy a acompañar. Tiene que ser una fórmula que sintetice y exprese a todos los sectores.
—La laxitud de peronismo permitió que convivan en un mismo gabinete Kicillof y Berni, quien esta semana se definió como un político de derecha ¿Usted qué es?
—Berni es un hombre vinculado a temas de seguridad. Y en materia de seguridad hay que consolidar un estado de derecho y orden público, darle un respaldo a las fuerzas de seguridad que están desencantadas.
—No me contestó.
—Soy una persona objetiva en cada uno de los temas. ¿Promover la industria nacional es de derecha o de izquierda? ¿ Generar consumo interno es de derecha o de izquierda? ¿Tener un sistema financiero integrado al mundo productivo es de derecha o de izquierda?
—¿Qué sintió cuando Elisa Carrió dijo «gracias a Dios se murió De la Sota»?
—(Largo silencio) Estuvo muy desacertada y muy ofensiva. De la Sota fue un hombre que en vida respetaba la diversidad. Cuando das las peleas políticas en esos términos alejás a la gente. Quiero pensar que las disculpas por ese exabrupto fueron sentidas. Mi objetivo es encauzar el debate en los términos de Alfonsín. Es decir, el debate de ideas y no el debate como lo entabla Carrió. Yo quiero dar serenidad.
—Le pregunto por otra frase estruendosa, la de Moreno, que dijo que el problema no es que se robe sino que no haya códigos.
—Cuando se pasa de mambo….yo rechazo todo tipo de exabrupto. Yo soy la contracara de los exabruptos y la violencia política. Ni odio ni venganza ni revanchismo. En mi vida jamás me ha movilizado eso.
—Stornelli fue su ministro de Seguridad y ahora aparece involucrado en una causa por presuntos actos de extorsión. ¿Le sorprendió la noticia?
—No tengo acceso al expediente. Sí sé que ahí, por el fallo del juez, quedó demostrado que había una banda, integrada por cuatro personas que están detenidas, que tenía un modus operandi para desacreditar a dirigentes políticos movilizada por razones económicas.
—¿Es de los que sostiene que Stornelli se tiene que presentar a declarar o suscribe su postura de que el caso no es competencia del juez Ramos Padilla?
—Stornelli es alguien que me acompañó en mi equipo de gobierno y quiero ser cauto en esto. No me gusta andar haciendo títulos rimbombantes en un momento donde yo estoy focalizado en trasmitir a la gente en cómo se sale de esta situación económica. Sólo digo que es muy serio por cómo funcionaba, que había un servicio de para-inteligencia con el fin de desacreditar a dirigentes políticos. Pero no soy un comentarista de causas judiciales.
—Usted también está involucrado en causas judiciales. Por ejemplo, está procesado por irregularidades en la construcción de unidades de pronta atención (UPA)
—Está pedido el sobreseimiento en esa causa.
—¿No cree que las causas que lo involucran a usted, como a Cristina, son un obstáculo para las candidaturas?
—Repito: el mismo parámetro lo tengo para todos. Yo brego por una justicia independiente y para que no se judicialice la política y que no se politice la justicia. Quiero que el Ejecutivo haga lo suyo, y que la oposición haga lo suyo. No voy a hablar de temas judiciales.
—Insisto con los temas judiciales. Pero con otra causa. Su pareja o ex pareja, Gisela Berger, insinuó en un tuit que usted se había quedado con «plata del país» y fue citada a declarar ¿A qué plata se refería?
—Ella fue a la justicia y lo aclaró en el ámbito correspondiente. Y no te voy a decir más nada.
—¿Pero que testificó?
—Yo no voy a comentar lo que dijo porque forma parte del ámbito privado, porque es la mamá de mi hija.
—La causa no es del ámbito privado porque sugería que era dinero público.
—Ella aclaró y no es la interpretación que se le quiso dar. No hay más para decir.
—Volvamos a la política ¿Usted cree que hay margen para que se reabra el debate sobre la legalización del aborto?
—Siento que se va a debatir, la propia dinámica va a ser que se trate. Ha sido tanta la movilización social, de una posición o la otra, que el tema se va a abordar.
—¿Está a favor o en contra?
—A favor, desde la óptica de la salud pública, de la prevención, de lo que es la realidad de la mortalidad que ha generado la clandestinidad.
—¿Cómo observa la lucha de las mujeres en pos de sus derechos?
—Muy buena. Un avance no sólo para las mujeres sino para el país. En mi gobierno, en la provincia, las áreas más sensibles estaban a cargo de mujeres. Gobierno, Educación, Economía y de Derechos Humanos eran conducidas por mujeres. Está muy bien luchar para garantizar derechos. Hay que luchar.
—Hablando de lucha, Moyano y la CTA harán un paro el próximo martes ¿Usted adhiere?
— Si las organizaciones gremiales no hubieran salido a defender a los trabajadores el gobierno habría avanzado sobre los derechos de los trabajadores. Si las Pymes no hubiesen marchado en búsqueda de que se congelen las tarifas el gobierno no habría sacado esa medida. Bastante pacífico y paciente viene estando el pueblo. Pero llega un punto donde las bases desbordan porque la gente no da más.
—Me hizo más cintura que Messi.
—¿No te contesté?
—No.
—Lo ideal sería que la Argentina no pare. Pero ya te dije que hay una reforma laboral de hecho, que se bajaron los salarios a menos del 50 por ciento, que se generaron más de 400 mil despidos, más la pérdida de las changas. Y por lo tanto hay razones para que las organizaciones tomen distintas medidas de lucha.
—Sigue sin contestarme.
—¿Qué cosa?
—Si para o no para el martes.
—(Se ríe) ¿Yo? Yo no paro nunca. Me encanta mi laburo
- Texto: DIEGO SCHURMAN
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