—¿Cuál es el eje de la movilización que la CGT convocó para el 4 de abril?
—El eje es por un país diferente, un país productivo y con valor agregado. O sea, en defensa de la industria y el trabajo. Y lo vamos a expresar seguramente ese mismo día en un documento.
—Carlos Acuña, quien comparte con usted la conducción de la CGT, aseguró que están dadas las condiciones para hacer un paro. Sin embargo, convocan a una movilización.
—El año pasado hicimos dos paros de 24 horas y el problema era que no hacíamos una movilización. Esta movilización la coordinamos con todos los sectores sindicales, todos estuvimos de acuerdo.
-Pero desde el propio sindicalismo (por ejemplo, Pablo Moyano y la CTA) dicen que la CGT está dormida.
—Ese es el microclima que no tiene estrategia propia ni nada y que con esas declaraciones buscan algún tipo de posicionamiento.
—¿El dinero que esta semana el Gobierno se comprometió a inyectarle a las obras sociales no fue a cambio de bajar el paro?
—¡Noooooooooo!, En el mismo momento que negociábamos eso planteamos protestar. Son dos cosas distintas.
—¿Tampoco influyó en que la marcha no se hiciera hacia la Casa Rosada pese a que la Casa Rosada es la destinataria de la protesta?
—Las medidas tienen que ser parte de una estrategia común para volver a ser gobierno a partir del 10 de diciembre. En este marco tenemos que ir evitando aquellas acciones que pueden generar riesgos para este triunfo.
—¿Un paro en defensa de los trabajadores pone en riesgo un triunfo?
—Sabe qué: a esta CGT se la va a tener que reconocer como la organización que sostuvo el convenio colectivo de trabajo, el modelo sindical y la ley de contrato de trabajo en el momento
que tuvimos un gobierno de derecha. Un gobierno de derecha con la legitimidad que le dan las urnas y con un importante caudal de apoyo en sus primeros años de gestión. Y un gobierno que, además, fue revalidado con un triunfo en la elección de medio término.
Ahora, el costo político de la destrucción del empleo, de las Pymes, del aumento de la pobreza y del endeudamiento lo tienen que pagar los que gobiernan. Esto es así.
—El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, está enojado con los empresarios porque, según él, ceden mucho ante los sindicatos y después le piden al gobierno beneficios fiscales.
—Sica no tiene en claro lo que significa la paritaria. Decía que había una especie de acuerdo entre cámaras empresariales y sindicatos, que se firmaban algunas cosas para después ir a pedirle otras cosas al gobierno. La verdad es que todo el mundo reconoce que la presión impositiva que hoy existe en el país no existió nunca. Lo que los empresarios le reclaman al Estado seguramente es sobre temas impositivos. Pero la realidad marca que en la paritaria nosotros discutimos con los empresarios la distribución de la renta que genera una actividad. Este es el único instrumento que genera equidad regional, que genera igual salario para las diferentes latitudes del país. Y, por otro
lado, es el punto básico de la distribución de la riqueza. Banalizarlo y generalizarlo me parece un error. Pero, bueno, viven enojados en el gobierno.
—¿Cree que el gobierno está enojado con el empresariado porque lo perdió como aliado?
—No hay empresario que le vaya bien. Y yo hablo con muchos de ellos. Es más, hay muchos que dicen: «este gobierno hizo las cosas que había que hacer, pero las hizo mal». Acá al único que le fue bien fue al sistema financiero, que ganó 172.000 millones de pesos el año pasado. A todo el resto le fue mal. Acá suben los bonos y la bolsa cuando nos autorizan a que se fuguen 9600 millones de dólares. Es una cosa que está dada vuelta desde la perspectiva del desarrollo de un país.
—Se espera una inflación alta para este año también, y el dólar sigue escalando ¿Para usted a qué obedece?
—A que algo está haciendo mal el gobierno ¿no? O mejor dicho, muchas cosas debe estar haciendo mal el gobierno para que pase todo esto. El problema es que cuando uno se encierra, y empíricamente está comprobado que te lleva a chocar, y vos seguís en ese camino, vas a chocar nuevamente. Eso es seguro. Y esa debe ser la calentura de Macri. Esta todo muy mal. Y él sigue con la misma receta. Y está todo muy mal. Esto así no va más. ¡Pero no va más !
—No está sugiriendo una salida a nticipada de Macri ¿no?
—No, de ninguna manera. Macri tiene que llegar al 10 de diciembre. Y va a llegar. No pongamos en juego los períodos democráticos con las barbaridades económicas que hacen. Ahora, decir que hay una perspectiva de 32 por ciento inflación para el año en curso, y que cualquier estornudo en la macroeconomía lo lleva a 40 o 50 por ciento, o a lo que fuera, no es poner en riesgo sustentabilidad en claro que todas esas consecuencias la pagan los sectores más vulnerables y los laburantes. Y por esto digo que el objetivo nuestro debe ser
cambiar este modelo económico, político y social.
—El jueves Lavagna cenó con varios dirigentes sindicales. ¿Es el candidato de la CGT?
—No. Lavagna es un candidato que tranquilamente puede llegar a ser el candidato de todos. Yo soy secretario general de la CGT y me quiero sentir con la libertad de exigir a todos los que tienen responsabilidad política que construyamos una sola alternativa con capacidad de ganar las elecciones y gobernar.
—¿Pero le cierra como candidato?
—No quiero hablar de candidatos en términos personales. Hay que intentar un gran acuerdo político y personificar la alternativa en una sola candidatura.
— Para eso alguien tiene que bajarse. ¿Quién se baja? ¿Cristina? ¿Massa? ¿Lavagna?
—Hasta ahora están Cristina, Massa, Lavagna, Solá, Rossi, Scioli, etcétera. Diría que se puede caer Urtubey, pero no porque tenga algo personal con él sino porque es el tipo que más declara en forma refractaria a la unidad. Pero el resto tiene que generar una síntesis bien amplia, y así asegurar que el peronismo gene en primera vuelta.
—No sólo Urtubey. Lavagna también habla de un frente sin Cristina.
—Cristina o es candidata a presidenta o no es candidata a nada.
—Por eso mismo. Si es candidata ¿qué hace Lavagna?
—Si es candidata no lograremos la unidad. Esta es la verdad. Pero tampoco podemos vetar un candidato. No hay que vetar a Lavagna ni a Cristina ni a nadie. Hay que lograr un acuerdo. Los dirigentes tienen que tener grandeza y lo digo desde el punto de vista del laburante.
-¿Por qué?
-Porque a este modelo económico lo único que le falta es romper la relación contractual del trabajo. Esto es lo que propone este gobierno. A este modelo económico no le cierra este modelo de relaciones laborales ni el modelo sindical.
—¿Si el peronismo no logra la síntesis que dice, y va partido en dos o más pedazos, qué pasa?
—Corremos riesgo de perder. Por eso, para garantizar el triunfo, urge la unidad. No hay que darle más vueltas.