diciembre 5, 2022

Armengol: «Estoy convencido de que la grieta es una expresión de la mediocridad política»

En una entrevista con LPO, el presidente de la Universidad de La Plata asegura que «no es saludable para la democracia las posiciones basadas en discursos del odio». Sigue leyendo

Martín López Armengol recibe a LPO en el despacho de la presidencia de la Universidad Nacional de La Plata. Techos altos, piso de madera, paredes revestidas, enormes cuadros de figuras históricas. Todos los tonos son oscuros. Es un edificio de fines del siglo XIX, de los primeros que tuvo la capital provincial.

Armengol es Licenciado en Administración y conduce una institución con 210.000 estudiantes y 14.000 docentes. Tiene una trayectoria en el radicalismo, pero entre las autoridades de la universidad se intercalan también peronistas. «Construimos un sistema de gobierno en donde prevalece la idea de un modelo que nos contenga todos», dice.

El día que asumió como máxima autoridad de esta universidad histórica estuvo acompañado por Martín Guzmán. «A Martín le tocó un contexto difícil. Se centró en corregir las variables macro y microeconómicas, hasta que sintió que no contaba con los respaldos de quienes lo habían apoyado en la etapa anterior y decidió renunciar», afirma sobre un ex ministro cuestionado por el kirchnerismo.

Armengol habla pausado pero no esquiva a definiciones políticas. Piensa sus respuestas y hasta se preocupa por utilizar el lenguaje inclusivo. «No es saludable para ningún sistema democrático la existencia de posiciones basadas en discursos del odio», dice respecto de la irrupción de los libertarios en la política.

¿Le preocupa esta polarización extrema que política que existe en Argentina?

Si la política del país se basa en una polarización extrema a mí me preocupa. Pero me preocupa, no solo como país, sino como un actor del sistema político.

Yo estoy convencido que la grieta es una expresión de la mediocridad política. Aquel que se posiciona sobre la grieta, aquel que trabaja sobre la grieta y que su argumentación política se apuntala sobre la grieta no tiene mirada política. No tiene visión de futuro. Su discurso simplemente se remite a eso.

Entonces, cuanto más expresiones de la grieta existan creo que más mediocre va a ser la política. Esto no significa que no pueda haber diferencias. Diferencias siempre existieron y está muy bien que existan. El problema es cuando en lo único que se centra la discusión política es en lo que el otro hizo mal.

Me parece que ahí quedamos todos enroscados en una en una discusión que no tiene futuro y realmente lo que uno espera de un actor político es que te muestre una visión de futuro, no que te esté mostrando una versión del pasado.

Estoy convencido de que la grieta es una expresión de la mediocridad política. Aquel que se posiciona sobre la grieta no tiene visión de futuro. Su discurso simplemente se remite a eso. Lo que uno espera de un actor político es que te muestre una visión de futuro, no que te esté mostrando una versión del pasado.

¿Cómo evalúa la irrupción de los sectores libertarios y liberales en la política?

Creo que no es saludable para ningún sistema democrático la existencia de posiciones basadas en discursos del odio. No es una manera eficiente de hacer política.

Con relación a los grupos libertarios, son posiciones extremas de las ideas del liberalismo orientadas a llevar la discusión a la anti-política y al anti-sistema. Plantean que la política es mala, que el sistema político es malo y critican el rol del Estado centrándose en la mala gestión y su achicamiento extremo del Estado. Lógicamente estas ideas empiezan a tener mayor aceptación en algunos sectores que no encuentran respuestas en el sistema político.

Menos Estado y más libre mercado.

En este tema me gusta fijar mi posición en una en una frase de Willy Brandt, quien fuera canciller de Alemania entre 1969 y 1974. Él decía «tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario».

Creo que en esta polarización es necesario tener una mirada pragmática orientada a defender el rol del Estado. Es necesario que el Estado esté presente en la educación, en la economía, en la salud. Y también es necesario que exista el mercado.

Creo que no es saludable para ningún sistema democrático la existencia de posiciones basadas en discursos del odio. No es una manera eficiente de hacer política. Los grupos libertarios plantean que la política es mala, que el sistema político es malo y se centran en un achicamiento extremo del Estado.

Creo que ese pragmatismo está en equilibrar estos aspectos. Yo no creo en aquellos mensajes que buscan eliminar uno o eliminar el otro.

Pero además, ante esto me parece que las fuerzas políticas que reivindican la democracia y sus valores deben tomar nota, tener iniciativa y dar respuestas concretas a las problemáticas de la población. Nosotros, como universidad pública, entendemos a la educación superior como un bien público y social, como un derecho universal, y es allí justamente el Estado el que tiene el deber indelegable de garantizar este derecho.

La Universidad es un ámbito político donde convergen más de 200 mil estudiantes. Entiendo que estas expresiones libertarias no se afianzaron en las facultades a través de agrupaciones políticas.

Así es. No ingresaron masivamente esas las ideas libertarias. Al menos acabamos de terminar un proceso eleccionario estudiantil en donde no hubo expresiones en ese sentido.

En la universidad construimos un sistema de gobierno en donde prevalece la idea de un modelo que nos contiene todos. Es un modelo que quizás deba replicarse en la política argentina. No somos un modelo de pensamiento único. Pero ponemos por encima una universidad pública al servicio de la sociedad. Ahí nos encontramos todos.

Por el contrario, pareciera que existe un perfil de agrupaciones políticas más cercanas a los partidos que conforman la política nacional. Incluso en la conducción de la Universidad donde aparece una confluencia de sectores radicales y peronistas.

En la Universidad Nacional de La Plata construimos un sistema de gobierno en donde prevalece la idea de un modelo que nos contenga todos. Y yo sostengo que es un modelo que quizás deba replicarse en la política argentina.

No somos un modelo de pensamiento único. No es un sistema en el que todos pensamos lo mismo. Tenemos nuestros posicionamientos políticos y nuestras preferencias. Pero es un modelo que pone por encima una universidad pública al servicio de la sociedad. Ahí nos encontramos todos.

Un modelo sin grietas.

Quizás este modelo debería ser tomado como referencia para solucionar esto que hablábamos sobre la grieta.

Hace días surgió una polémica cuando un sector de la Universidad impulsó un juicio académico sobre el diputado radical Martín Tetaz que es docente en la facultad de Ciencias Económicas. ¿Qué posición tomó Usted como presidente?

Son cosas complejas. Nosotros en realidad no tuvimos ningún pedido formal de juicio académico. Quedó en testimonios, solicitadas o declaraciones periodísticas de actores de la comunidad académica.

¿Son usuales estos pedidos de juicio académico?

No, no son usuales. No recuerdo pedidos de juicio académico. Sólo recuerdo un pedido formal en mis años de gestión en la facultad de Ciencias Económicas.

¿Se puede saber a quién se le pedía ese juicio?

No, porque finalmente no prosperó.

Entiendo que Usted fue docente de Martín Gúzman. Incluso él estuvo el día de su asunción como presidente de esta universidad. ¿Cree que son injustos los cuestionamientos hacia él dentro del Frente de Todos?

Con Martín tengo una muy buena relación, nos conocemos de la Facultad de Ciencias Económicas cuando yo era decano y él era docente. Durante su gestión como ministro tuvo un contexto difícil por la pandemia y la situación de debilidad económica y financiera en la que encontró al país.

En su primera etapa, la renegociación de la deuda con los acreedores ocupó gran parte de su agenda y cumplió con los objetivos según sus expectativas. En la segunda parte se centró en corregir las variables macro y microeconómicas, hasta que sintió que no contaba con los respaldos de quienes lo habían apoyado en la etapa anterior y decidió renunciar.

Después, si hubo sectores del Gobierno que lo criticaron, es algo que no me compete.

A Guzmán le tocó un contexto difícil por la pandemia y la situación de debilidad económica en la que encontró al país. La renegociación de la deuda ocupó gran parte de su agenda, hasta que sintió que no contaba con los respaldos de quienes lo habían apoyado en la etapa anterior.

La universidad es de los primeros años del siglo XX. Pero en los últimos años se fueron creando una serie de universidades en el Conurbano. ¿Qué opinión tiene de ese proceso muy defendido por el kirchnerismo, pero alguna vez cuestionado por el PRO?

Hubo distintas etapas en la historia del país donde a partir de distintos programas se fueron creando universidades. Las más recientes son de principios de la década del 1990. Después hubo otra tanta en 2010 y más tarde otra tanda, más cortita, en 2015. Me parece que son procesos necesarios. Conozco las universidades del Conurbano. Trabajamos con ellas y puedo decir que contribuyeron positivamente a la región.

¿Qué rol cumplen esas nuevas universidades en el conjunto de establecimientos universitarios que ya tienen décadas formando profesionales?

Bueno, por encontrar ofertas académicas que están muy relacionadas a las áreas de vacancia cumplen un rol social importante en una región con mucha desigualdad como es el Conurbano.

En general estoy de acuerdo siempre con la creación de universidades públicas. Lógicamente que tiene que haber un proceso de planificación a lo largo de los años.

Usted dice que «en general» está de acuerdo. ¿Tiene diferencias con algunas de estas nuevas universidades?

No, no. Lo digo como proceso. Me parece bien que haya más educación. Uno de los principales problemas del país sigue siendo el acceso a la educación. Cuanto más instituciones educativas haya para mí es una buena noticia.

La primera tanda de estas nuevas universidades aparecieron a principios de los 90, durante el gobierno de Carlos Menem. ¿Hay una deuda, una falta de reconocimiento a Menem por eso?

No lo analizo así. Me parece que fue un proceso virtuoso la creación de universidades en los 90 como también lo fue durante el proceso de creación de las universidades del Bicentenario. Siempre es bueno que haya universidades nacionales en un proyecto educativo planificado.

¿Se puede decir que las universidades del Conurbano cumplen un rol distintos a las históricas o tradicionales?

En realidad no hay roles para unas y para otras. Lógicamente que hay historias y trayectorias distintas. Orígenes distintos entre las universidades tradicionales y las nuevas. Quizás lo que veo es que existe una buena interacción entre ambas. Existe una armonía y un trabajo de interacción permanente independientemente de su origen, de sus años y de su estructura.

¿Cómo se plasma en los hechos esa interacción?

Existen procesos virtuosos de intercambio, en donde muchas veces las universidades tradicionales pueden brindar investigadores y docentes con trayectoria y las universidades nuevas nos dan mayor presencia territorial con ofertas muy pensadas para el territorio y la movilidad social en esos territorios.

Lo que si noto en estas nuevas universidades es que existe una fuerte incidencia de estudiantes universitarios de primera generación. Eso fortalece la idea de lo necesarios que son éstos establecimientos en esa región para muchos chicos que en su familia son los primeros que pisan una universidad publica.

¿Cuáles son los desafíos de la Universidad de La Plata de cara a lo que viene?

Tenemos que hablar de dos líneas estratégicas: primero lo que refiere a la docencia, a la actividad de pregrado, de grado y de posgrado. Ahí buscamos continuar la excelencia académica.

Por otro lado, tenemos programas orientados al egreso de los alumnos. Es un gran desafío. Tenemos que seguir siendo una universidad inclusiva y abierta, pero también nos pone muy contentos que tengan un rendimiento en los tiempos establecidos de la carrera.

Queremos agilizar esos tiempos y lógicamente que los alumnos y alumnas terminen. El objetivo es que el alumno que ingresa a la universidad termine sus estudios, porque el que se anota en la universidad lo hace para terminar.

Tenemos que seguir siendo una universidad inclusiva y abierta, pero también queremos que los estudiantes tengan un rendimiento en los tiempos establecidos de la carrera. El objetivo es que el alumno que ingresa a la universidad termine sus estudios, porque el que se anota en la universidad lo hace para terminar.

¿Y cómo se trabaja en esto?

Primero todo lo relacionado con lo académico. Buscamos ensanchar el calendario académico con cursadas intensivas en verano y en invierno, con tutorías y cursos especiales.

Por el otro lado la política de bienestar universitaria. Sistema de becas, el albergue y el comedor universitario. El transporte gratuito financiado por la provincia. A esto se suman varios sistemas de becas que se van modificando en función de las necesidades de los chicos y chicas.

¿Cuáles son los motivos por los cuales los estudiantes no terminan?

Bueno, no hay un único motivo. Es multicausal. indudablemente existen desde cuestiones vocacionales, en las cuales el alumno o alumna puede descubrir que lo que eligió no responde a las expectativas que tenía.

Luego aparecen aspectos económicos y cuestiones de la vida donde por asumir obligaciones laborales o por tener obligaciones familiares el paso por la carrera se dificulta.

¿Tienen medido cuánto influye lo económico en la imposibilidad de algunos chicos en recibirse?

No tengo un análisis de cuál es la causa que mejor explica al alumno que se va, pero indudablemente la cuestión económica incide claramente sobre el rendimiento.

Tenemos alumnos o alumnas que no trabajan y que por lo tanto su dedicación mayor está puesta en la universidad. Después tenemos alumnos que trabajan y que tienen que repartir su tiempo. Esto seguramente va a hacer que tarde más en recibirse. Pero bueno, queremos que sigan y que hagan todos los esfuerzo para terminar.

En los últimos años la universidad tuvo obras importantes como el edificio Sergio Karakachoff o los edificios nuevos para Humanidades y Psicología. ¿Qué se viene en materia de obra pública?

Nosotros en obras estamos con una demanda satisfecha. Crecimos muchísimo en los últimos 20 años. Se hizo mucha infraestructura y nos quedan algunos proyectos de crecimiento debido justamente a que las universidades y los colegios van creciendo. Siempre hay demandas de infraestructura que vamos atendiendo, pero gran parte de lo que se planificó en su momento está cubierto.

Hoy no tenemos ninguna facultad sin su edificio. Tenemos los centros de investigación, que también los recorro mucho, y casi todos tienen su edificio propio. Por supuesto que las demandas son infinitas. Pero no aparece como un problema.

¿Qué experiencia dejó la pandemia para la universidad?

Bueno, lo presencial se interrumpió y la decisión de decretar el aislamiento lógicamente influyó en toda la actividad del país y lo hizo también en las universidades.

Nosotros inmediatamente decidimos continuar con el proceso educativo. Tuvimos que pasar de un día para otro a una virtualidad de emergencia, a un mecanismo que no teníamos particularmente en el Grado y en los colegios. Lo hicimos y creo que lo hicimos bien.

Por supuesto fue un proceso evolutivo de aprendizaje en donde tuvimos que capacitarnos. Hay que pensar que lo presencial tenía una incidencia altísima particularmente en pregrado y grado.

Tuvimos que pasar todo el sistema presencial a lo virtual. Yo creo que respondimos y estuvimos a la altura. ¿Nos costó? Por supuesto. Yo como docente tuve que formarme, tuve que empezar a dar clases mirando la computadora y no a los chicos y chicas a la cara. Con el tiempo fuimos mejorando a tal punto que hoy muchas actividades tienen un concepto de la tecnología mucho más incorporado. Ya tenemos algunas actividades híbridas. Casi todos los congresos dan la posibilidad de lo híbrido. Lo mismo ocurre con las clases donde la teoría muchas veces se da de manera virtual y la parte práctica de manera presencial.

Pero te repito, creo que estuvimos a la altura de las circunstancias respondiendo básicamente a una decisión que para nosotros fue estratégica: la no perder el contacto con los estudiantes y con la sociedad.

Durante la pandemia tuvimos que pasar todo el sistema presencial a lo virtual. Yo creo que respondimos y que estuvimos a la altura. ¿Nos costó? Por supuesto. Con el tiempo fuimos mejorando a tal punto que hoy muchas actividades tienen un concepto de la tecnología mucho más incorporado.

Pero más allá de la experiencia, entiendo que los dos años sin clases en los colegios secundarios tienen que haber tenido una fuerte repercusión en el ingreso a la universidad. Esos ingresantes llegaron esta universidad con menos contenidos aprendidos.

Fueron dos años distintos: un primer año (2020) con mayores restricciones, pero en 2021 en los colegios no tuvimos el mismo comportamiento. Indudablemente que dos años es mucho tiempo y dos años generan cambios de culturas, de hábitos.

A mí me pasó en el aula. Yo doy clases en primer año y tuve también que tomar este año como año de transición. Los estudiantes venían con una lógica distinta de los últimos dos años. Con menor presencialidad que la que venían hasta ese entonces.

Yo estoy convencido que afectó en ese traspaso que ya de por sí es traumático, me refiero del paso de la secundaria a la universidad. Es todo un proceso para los chicos y chicas y también para la universidad recibirlos. Y ahora esto se hizo con un adicional: eran chicos y chicas que hacía dos años que no tenían un regular proceso de presencialidad.

¿Y en cuanto a los contenidos?

Bueno, hubo que cambiar el método y todo cambio de método normalmente genera hábitos distintos.-

  • Texto: Cristian Lora (LAPOLITICAONLINE.COM)
  • Foto: Aglaplata
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