julio 29, 2021
Salidas posibles en el laberinto comunicacional
La especialista en medios Gabriela Oliván analiza cómo la pandemia atravesó el sistema de circulación de la información y asegura que es necesaria una nueva ciudadanía ética digital. Sigue leyendo
Experta en comunicación y asesora en la materia, la argentina Gabriela Oliván fundó en 2017 Women in the News Network, la primera red de periodistas iberoamericanas de la que participan 2500 miembros de todo el mundo y es acompañada por 16 medios y asociaciones de la región. Si bien no le faltaban ocupaciones, la comunicadora empleó los meses de la pandemia en reflexionar sobre los desafíos del sistema de medios y sus complicaciones, y acaba de lanzar su libro Comunicación 5.0, del impacto tecnológico a la colaboración, que en línea con su línea de trabajo colaborativo, se puede descargar gratis en su versión digital desde la web y, así, ampliar las posibilidades de generar un análisis compartido sobre las plataformas digitales, el papel de los medios y de los gobiernos y las posibilidades concretas de intervenir en ese universo: “Conversé con muchas de las personas que había conocido durante la beca de Eisenhower Fellowships que obtuve en 2019, más algunos referentes locales como Susana Malcorra, Andrés Malamud, Sergio Kaufman; sobre la relevancia de la comunicación durante la pandemia”, explica en diálogo con Ñ.
Gabriela Olivan fundó en 2017 Women in the News Network, la primera red de periodistas iberoamericanas de la que participan 2500 miembros de todo el mundo.
–¿Cuál es el diagnóstico compartido por los y las especialistas que entrevistaste?
–La complejidad del momento que nos toca vivir. El cambio sucede a una escala y a un ritmo mayor del que podemos asimilar. Además, las plataformas como Facebook y Twitter horizontalizaron la comunicación y permitieron que las personas se convirtieran en un medio en sí mismas. Asimismo, si antes era importante contrarrestar lo que se decía sobre algo, durante el último año y ante las limitaciones impuestas por una cuarentena extendida y generalizada, lo que se decía sobre el mundo fue más relevante que la cosa en sí. De modo que el libro analiza el proceso de destrucción creativa en el que estamos inmersos, poniendo foco en la comunicación periodística, la política y la corporativa.
–¿De qué modo el trabajo colaborativo podría intervenir en esa lógica?
–Si hay algo que nos recordó el Covid es que de esta situación solo podemos salir juntos. De manera que revisé los distintos modelos de colaboración, que en periodismo pueden verse en ejemplos como el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación; los ColLLab del MIT que se desarrollaron en Madrid y Chile para distintos proyectos de ley; o en material social Seamos Uno, una iniciativa local que permitió distribuir un millón de cajas de comida a familias vulnerables del conurbano bonaerense durante la pandemia. Por eso, la colaboración es la única forma de encontrar soluciones al laberinto comunicacional en el que estamos atrapados.
–“El concepto de verdad está diluido”, decías hace unas semanas. ¿Qué rol juegan en ese sentido las fake-news?
–Nunca antes en la historia de la humanidad había existido la posibilidad técnica de conectarse con millones de personas a sólo un clic de distancia. Esta situación demanda el surgimiento de una nueva ciudadanía ética digital. También es necesario revisar el concepto de verdad. En un mundo descentralizado, la verdad no es propiedad de unos pocos. Y en un ecosistema con pluralidad de voces, emergen otras opiniones y verdades que también es necesario escuchar. Es cierto que la pandemia potenció el surgimiento de las fake-news, pero en mi opinión también existe un gran temor a la pérdida de control y al surgimiento de voces que, hasta ahora, estaban “canceladas”.
–¿De qué manera estos ciudadanos digitales pueden rescatar la información seria?
–Solo el periodismo puede salvar al periodismo. El problema es que muchas veces, para aumentar el tráfico y la rentabilidad, el periodismo está más abocado a entretener y a opinar que a investigar. Considero que ese es el corazón de esta profesión y que, como expresó alguna vez George Orwell: «Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques». Ese es su verdadero valor. El problema es que la investigación periodística demanda mucho tiempo y recursos, y aquí vuelve a presentarse una solución vinculada a la colaboración como la que plantea el Consorcio International de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) que fue quien sacó a la luz el caso de Panama Papers y otros muy renovados.
- Texto: Florencia Borrilli (CLARIN.COM)
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