enero 29, 2021
El podcast en su edad luminosa
Este género artístico surgido en los últimos diez años comparte e invade espacios clásicos como el de la radio y la TV para difundir todo tipo de contenidos. La oferta crece y provoca revoluciones en las plataformas. Sigue leyendo
Las audiencias de podcasts han aumentado continuamente en la última década; un tercio de los estadounidenses ha escuchado uno en el último mes de 2020, según el PewResearch Center, citado por la revista Wired. El podcast asoma como la figura estelar del ecosistema sonoro del último decenio. ¿A qué se debe la podcastmanía? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? ¿Qué tiene este fenómeno para aportar a la vorágine mediática de entretenimiento e información que integran nuevas tecnologías, plataformas y medios tradicionales?
Para el investigador y docente universitario Martín Becerra, el interés que despiertan los podcasts es en cierto punto esperable al observar las experiencias de algunos de sus predecesores: “La importancia de la cultura sonora es inherente a todas las etapas históricas, aunque con grandes modificaciones de soportes y lógicas sociales de circulación, porque no es lo mismo el uso social de la radio en las décadas de 1930 y 1940, tan masivo, abierto y grupal como alfabetizador de usos y costumbres, que el consumo personalizado, ubicuo y desprogramado del walkman en la década de 1980. En esa historia se inserta el podcast hoy”.
Desde Spotify Argentina también dan cuenta de la popularidad en ascenso del podcast o serie episódica de archivos de audio. “Según nuestras últimas mediciones del tercer trimestre del año, el 22% de nuestros usuarios activos a nivel global disfrutan de sus contenidos, lo que refleja un constante aumento trimestre a trimestre”, revelan fuentes de la plataforma de origen sueco a la vez que agregan que el crecimiento no viene solo dado por el lado de la audiencia sino también a nivel de la producción.“La comunidad de creadores está creciendo exponencialmente: en la primera mitad de 2020 se lanzaron más de 750 mil podcasts”, precisan a propósito de una de las principales tendencias en el campo de los consumos culturales que, además, se configura como un objeto de estudio desafiante en el complejo escenario de convergencia de medios propio de la era digital.
Hay noticias en este universo auditivo. Amazon acaba de comprar la firma emergente de podcasts Wondery tras añadir en septiembre una categoría de podcasts en su plataforma Amazon Music. Wondery es una productora de podcasts sobre crímenes reales como “Dr. Death’’ y “Dirty John’’, que luego se convirtió en una serie de televisión. Amazon no divulgó el monto de la adquisición, pero The Wall Street Journal adelantó a principios de diciembre que Wondery, fundada hace cuatro años y valorada en 100 millones de dólares, estaba negociando su venta por más de 300 millones.
Una explosión de nuevos podcasts ha llevado a una serie de adquisiciones a medida que los servicios online intentan aumentar su audiencia e ingresos publicitarios. Spotify compró dos compañías de podcasts en 2019 y agregó anfitriones de alto perfil a su lista, incluidos el príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle.
Luciano Banchero, periodista y cofundador de Posta, productora pionera en la creación de podcasts en la Argentina, atribuye la expansión del formato en el último tiempo, y sobre todo en 2020, a la “fatiga de las pantallas”. “La vida pasó a estar mediatizada por la pantalla de la computadora, del teléfono, del tablet, ya sea para el trabajo como para el entretenimiento. Y así terminás todo el día con una pantalla pegada a la cara. El audio en general, donde están los podcasts, la radio, los audiolibros, funciona como un bálsamo, como un refugio”, opina el jefe de contenidos de la productora responsable de podcasts como “Somos novios”, “Acabar” y “Hoy trasnoche”, incluidos en la lista de Spotify de lo más escuchado en la Argentina, junto con otros como “Entiende tu mente”, “Concha Podcast”, “Historias de nuestra historia”, “Lado BB”, “Demasiado humano” y “Coronavirus: breve podcast de la pandemia”.
“En un mundo donde predomina la multitarea, la gente empieza a necesitar consumir información, cultura y entretenimiento mientras viaja, limpia o hace ejercicio, por ejemplo. El podcast viene a cubrir ese espacio”, advierte la analista de medios, Adriana Amado, sobre una de las cualidades del podcast que lo pone en sintonía con la cotidianeidad contemporánea. Asimismo, refiere a otra de sus virtudes: la de proponer un tratamiento detallado y exhaustivo de los temas. “El podcast permite contenidos como los audiolibros, los testimonios históricos y las entrevistas en profundidad para los que la lógica de los medios tradicionales no tenía lugar”, añade la especialista.
Al ser un formato que no se rige necesariamente por el criterio de actualidad, los creadores de podcasts no solo cuentan con menos limitaciones temporales a la hora de desarrollar los contenidos sino que también disponen de mayor libertad creativa, lo cual se refleja en una vastísima oferta. Agrupados en dos grandes tipos: los podcasts narrativos, por un lado, y los documentales, por el otro, abarcan temáticas variadas que van desde ciencia, tecnología, política, economía, literatura, cine, feminismo, psicología, astrología, deporte hasta temas muy específicos, de nicho, como un podcast que se ocupa de explorar minuciosamente el vasto universo de Star Wars (“Es una trampa”), otro para fanáticos tanto del deporte como de las estadísticas (“Big Sports Data”) o un podcast dedicado al viejo hábito de escribir cartas (“Epistolar”).
Como subraya Julio Alonso, docente y especialista en el análisis de culturas y tecnologías, una ventaja que presentan los podcasts es que, en términos de inversión, resulta bastante accesible llevarlos a cabo. “Son pocos los requerimientos técnicos para producir un podcast. Obvio que la calidad no será la misma, pero con un micrófono y un programa de edición uno puede comenzar a experimentar con este formato”, señala.
Por su parte, para el filósofo especialista en entornos digitales Tomás Balmaceda, no hay que perder de vista que el grado de desarrollo no es el mismo en todos lados. “Hay un boom del podcast en nuestro país pero no es todavía un fenómeno de popularidad increíble. Estamos en la instancia en la que EE.UU. estaba hace dos años. Pero sí se dieron pasos muy fuertes, sobre todo con el ingreso de Spotify como un jugador totalmente central. Puso al podcast en primer lugar, en parte por razones económicas. A diferencia de lo que ocurre con las canciones, en los podcasts no hay que mediar con discográficas. Creo que apuesta por el formato porque es un modelo de negocios para ellos”, considera Balmaceda que, además de reconocerse como un habitué del mundo podcast desde el rol de consumidor, también es conductor de “Filosos” y en septiembre lanzó junto con los periodistas Liliana Viola y Franco Torchia, “Me lo llevo a la tumba”, un podcast literario que recorre relatos de autores como Mariana Enríquez, Camila Sosa Villada, Ester Díaz y Pablo Schanton, entre otros.
“Para los medios tradicionales, los podcasts son hasta ahora una extensión de la multiplicación de canales de contacto con sus públicos. Diría que los mismos desafíos abiertos, no resueltos, que tienen las organizaciones periodísticas tradicionales alcanza a sus podcasts”, interpreta Becerra la relación actual entre podcasts y medios como diarios, radio, TV y portales. En ese sentido, en un escenario de mediamorfosis (entendido, según el académico Roger Fidler, como un escenario de transformación de los medios ante la aparición de nuevas tecnologías y cambios sociales), sacar provecho de las particularidades de cada formato y generar alianzas aparece como una medida inteligente.
Los especialistas proponensacar provecho de las particularidades de cada formato.
“Lo principal que aporta el podcast es el ritmo con el cual se brinda la información. Es una temporalidad más pausada, que permite alejarse del ‘vivo’ que ofrecen la radio y la TV. Como la mayoría de los productos digitales, su producción y distribución en la red también permite una actualización rápida en relación a los temas noticiables del día. Sería interesante ver como las radios argentinas aprovechan los estudios y espacios existentes para generar podcasts, más allá de su programación habitual. Ese giro o adecuación podría ser un elemento disruptivo”, aventura Alonso.
A la inversa, hacer un podcast no suele ser muy rentable, salvo contadas excepciones que involucran sponsors, suscripciones o contratos de exclusividad con alguna plataforma. “Si pensamos al podcast como formato en relación a formatos previos, diría que estamos en su infancia aún, de modo tal que todavía hay mucha exploración e indefinición acerca de lo que serán sus rasgos cuando consolide prácticas. Esa exploración involucra los modelos económicos, los ingresos, la comercialización, la distribución y los negocios”, destaca Becerra. El investigador también señala la “juventud” del formato que, si bien hizo su aparición en 2004, no deja de ser un proceso tecnológico emergente, un producto cultural del nuevo milenio, al cual el mercado de la publicidad así como el profesional (periodistas, artistas, trabajadores de la cultura y de la comunicación) están todavía estudiando.
“El proyecto es autogestionado y no vivimos de esto. Las tres tenemos carrera y laburo en otras áreas que no tienen que ver con el mundo podcast. Nos gustaría que Concha se pudiera monetizar pero al mismo tiempo a todo le miramos el pelo al huevo. Hasta que no venga algo muy perfecto que no interfiera, seguiremos así. El tipo de contenido que hacemos casi que ni es nuestro, se armó una comunidad”, asegura Laura Passalacqua, que a fines de 2018 ideó junto con sus amigas Jimena Outeiro y Dalia Walker el podcast que causa furor y se propone como un espacio de diálogo en torno a temas feministas. Y al decir eso, da en la tecla con, quizá, la mayor virtud del formato: lograr, como ningún otro medio de comunicación, un clima de intimidad que hace crecer en los oyentes un poderoso sentido de pertenencia, similar al que se respiraba en los foros de aquella internet pre redes sociales.
Tal vez demasiado pronto para efectuar un pronóstico sobre su futuro, no lo sea tanto para destacar y celebrar el carácter rupturista del podcast, su inclinación hacia lo heterogéneo y la experiencia compartida, su capacidad de aportar oxígeno al menjunje mediático y desafiar la hegemonía algorítmica.
- Texto: Inés Moguillanes (CLARIN.COM)
- Foto: