junio 15, 2020
«Cristina Kirchner hizo uso y abuso de los servicios de inteligencia»
A Joaquín Morales Solá sus colegas lo eligieron como nuevo presidente de la Academia Nacional de Periodismo, en una ceremonia que se hizo por Zoom, en forma virtual. Sigue leyendo
-¿Cuáles son los objetivos de su nueva gestión al frente de la Academia?-Debemos debatir sobre cuestiones que hacen a nuestra profesión, como los cambios tecnológicos. También, si los medios no tienen autosuficiencia económica, la libertad de prensa es teórica, no es real. Únicamente medios periodísticos capaces de financiarse por sí solos pueden disfrutar de una auténtica libertad. Y digo esto porque es cierto que los grandes medios en Argentina, como Clarín, La Nación y Perfil nunca han tenido tantos lectores en los sitios web, pero no se ha podido trasladar eso a la parte económica. Los medios son más débiles económicamente, pero a la vez son más fuertes, porque tienen mucha mayor cantidad de lectores. Después está la actitud frente a distintas cosas que pueda hacer el gobierno, sobre todo el Poder Ejecutivo, el Judicial y ahora también el Legislativo, porque tenemos a la vicepresidenta con una mirada que no es positiva sobre el periodismo y sobre su acción sobre el periodismo. Eso merece que la Academia tenga un debate interno y, en lo posible, una posición sobre todas estas cosas.
-Los medios tienen una crisis económica que lleva varios años, ¿hacia dónde puede ir el periodismo?
-Hay una herramienta nueva, que apareció en los últimos años y es que el lector tiene que pagar la suscripción a los sitios de los grandes medios, para leer la mayoría de las noticias. Creo que esta es una vía, que no se ha desarrollado suficientemente. El periodismo no puede estar dependiendo de la publicidad oficial. Pero a la vez necesita de respaldo económico para ser libre y financiar periodismo de calidad, que es lo que la sociedad sigue pidiendo aun en los sitios web de los diarios, porque son los medios gráficos tradicionales los que convocan a más lectores, porque confían en ellos. En algún momento tendrá que haber una comprensión de los lectores y de los anunciantes, para que este problema se resuelva y los medios, sobre todo los del interior, no estén dependiendo de la pauta oficial, que siempre es arbitraria, que siempre termina pidiendo algo a cambio.
-Habló de los medios del interior del país y usted dio sus primeros pasos en La Gaceta, de Tucumán. Ellos también están ahora con suscripciones digitales.
-En La Gaceta aprendí el abecedario del periodismo, que es lo que siempre queda y nunca se modifica. Ellos también están ahí, así como los del exterior, como el Washington Post, el New York Times, el diario español El País, que empezó este mes a cobrar las suscripciones digitales. Así que venimos de una cultura de Internet donde todo tenía que ser gratis. Pero nada es gratis en la vida, porque el trabajo que hacen las empresas y los periodistas para que eso esté en la web es más de lo que se hacía cuando estaba solo el periodismo gráfico, que exigía una sola edición por día. Ahora hay varias ediciones, el trabajo es mayor y los ingresos son menores para los periodistas y para las empresas.
-¿Qué opinión tiene del espionaje a periodistas que el Gobierno denunció ante la Justicia?
-Cualquier incursión de los servicios de inteligencia en la vida interna del país es ilegal y eso debe ser investigado. Una justicia limpia e independiente debería ser la que investigue. Y si hubo intervención de los servicios de inteligencia en la vida de los periodistas deben ser sancionados de manera clara, porque la libertad de prensa y la libertad de expresión se han hecho para protegernos a todos, incluido y sobre todo a los que no nos gustan. Pero debo decir que nunca en el gobierno de (Mauricio) Macri se habló de persecución o espionaje de los servicios de inteligencia en la vida interna del país y mucho menos persiguiendo periodistas. Así que estamos ante una sorpresa mala y hay que investigarla, pero no tengo una opinión clara sobre eso, porque podemos estar ante una guerra de servicios de inteligencia, que no sé qué fin tienen.
-Cristina Kirchner dice que hubo una asociación ilícita durante el macrismo que a ella la espió ilegalmente.
-Ella hizo uso y abuso de los servicios de inteligencia. Puso los servicios de inteligencia al mando de un militar como el general (César) Milani. Y perseguía no solo a periodistas, sino también a opositores, empresarios, sindicalistas que no le gustaban. Que a esta altura ella sea una víctima de los servicios de inteligencia de la época de Macri, lo primero que me sale decir es ‘basta de hipocresía’, que la justicia investigue lo que tenga que investigar, pero ella no puede tener ese papel de víctima, no tiene autoridad moral para hacerla.
-¿Cómo analiza su acusación contra lo que ella denomina “medios hegemónicos” a los que apuntó de “complicidad política” con esa supuesta persecución?
-No me sorprende. Ella dice que es una perseguida, creó esta figura del lawfare, como si todas las investigaciones que se hicieron fueron una complicidad entre el gobierno de Macri, los medios y la justicia, sin tener en cuenta que los tribunales están cargadísimos de pruebas de la corrupción de su gobierno, que la involucran directamente a ella. No tengo ninguna duda que estaba implicada. Ella ahora se erige en víctima de espionaje. Toda injerencia de los servicios de inteligencia en la vida interior del país es ilegal y debe ser investigada. Pero también digamos ‘basta a la hipocresía’, porque en el gobierno de ella se persiguió y los servicios de inteligencia persiguieron a medio mundo, durante muchos años. Y te lo dice una víctima de esa persecución, que junto con seis colegas fuimos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a denunciar esta práctica.
-¿Qué le hicieron a usted en esa época?
-Como no encontraron nada del 76 en adelante, los servicios de inteligencia sacaron una foto del archivo de La Gaceta que era de 1975, en plena presidencia de María Estela Martínez de Perón, en la que yo estaba cubriendo un acto militar para el diario, junto con un fotógrafo. Lo borraron al fotógrafo de la foto, que estaba a mi lado y mostraron eso como si yo hubiera sido un cómplice del gobierno militar. Ellos la editaron, porque si dejaban al lado mío al fotógrafo era evidente que estaba cumpliendo una función periodística. Cambiaron mi historia. Jamás fui cómplice de ningún gobierno militar. Y eso lo llevé con pruebas a la Comisión Interamericana.
-Cristina Kirchner en su libro Sinceramente tiene una visión muy crítica de estos medios que llama «hegemónicos» y asegura que son un problema para la democracia.
-Sí, y cuando ella plantea que el periodismo es un problema para la democracia, lo que está planteando es que la única solución es la exterminación del periodismo. Ante ese planteo no hay otra solución: son mis amigos, es decir, dejan de hacer periodismo, o desaparecen. Y eso es lo que quiso hacer en su momento con la ley de medios, que tenía nombre y apellido. Y eso es lo que yo no descarto que intente hacerlo de vuelta, incorporando un proyecto de ley en el Congreso, a través de todos sus amigos, porque ella controla los dos bloques peronistas.
-¿Le parece que la vicepresidenta podría intentar avanzar contra estos medios?
-Yo creo que Alberto Fernández creía que iba a haber una coalición, en los términos razonables, conocidos e históricos. Y no se dio cuenta que el kirchnerismo y el cristinismo, en particular, es explícito y lo hace ostensiblemente, a la luz del día. Cuando ella anticipa su objeción al periodismo como un elemento importante del sistema democrático, está anticipando que va a ir contra ese enemigo supuesto por cualquier camino. Y creo que Alberto Fernández está evidentemente en una batalla contra esta certeza, que el kirchnerismo no es un aliado que va a respetar las formas de una alianza, sino que avanza, avanza y avanza hacia un objetivo que no sabemos hacia dónde va. ¿Quieren ser Venezuela? ¿Quieren ser Santa Cruz? ¿Qué es lo que quieren ser? Todavía no lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es su interminable vocación de poder.
-¿Y quién se impone en esa puja entre Alberto y Cristina?
-El Presidente aparece como tratando de morigerar cuestiones que ya se las dan como hechos consumados. Pasó con el proyecto del impuesto a la riqueza y con lo de Vicentin. Son pésimos mensajes, porque estamos en una situación económica mala y vamos a una situación peor, porque venimos de 10 años de crisis económica y a eso se le agregó la pandemia y la cuarentena. Este año vamos a una caída del Producto Bruto superior a la de los años 2001 y 2002, por supuesto que sin el cierre de los bancos y la gente en las calles.
-¿Hay mensajes contradictorios desde el Gobierno?
-El Presidente estuvo la semana pasada con los empresarios y les dijo que el peronismo era capitalista, que no iban a tener problemas con el Gobierno, que ellos iban a ser sus aliados. Y ahora empiezan el proceso expropiando una empresa que facturaba 3.000 millones de dólares anuales. Uno lo que tiene que pensar es que aquel discurso ante los empresarios no gustó y que le están imponiendo hechos consumados. El Presidente en algún momento tendría que expresar cuál es su política definitiva, aunque eso le cueste algunos aliados dentro de la coalición gobernante. Esto necesita algo de claridad, porque estos mensajes contradictorios lo que hacen es crear una gran confusión, una gran incertidumbre.
-¿Cuál es el rol del periodismo en este momento?
-El periodismo tiene un rol más importante que nunca, porque hay un relato mentiroso de parte de Cristina Kirchner y sus seguidores, de lo que sucede en la política y sobre todo de sus causas judiciales. Creo que hay que aclarar que ese relato es falso y por qué, explicándolo. Hay que advertir a la sociedad de estos problemas de la economía y la institucionalidad. Y decir con claridad todo esto, en un país que tiene raíces populistas. Creo que lo de Vicentin además tiene dos mensajes muy graves: el Estado avanza sobre el sector más dinámico de la economía, el agroexportador fundamentalmente; y el otro mensaje pésimo es hacia los acreedores externos, a los que les estamos diciendo que no vamos a tener nada para pagarles los próximos tres años, pero estamos asumiendo con la expropiación una deuda nueva de 1.300 millones de dólares.
- Texto: ALEJANDRO ALFIE (CLARIN.COM)
- Foto: GUSTAVO GARELLO